jueves, 27 de septiembre de 2012
Perversión en la música.
1. Apostasía en la música cristiana. Esta es otra de las áreas en la que es más evidente la conspiración contra Cristo y su Iglesia. Satanás está haciendo grandes estragos de manera especial con la juventud. Un arte que se originó en el Cielo, en la Tierra ha sido pervertido por aquél que se rebeló en contra de su Creador. Lucifer dejó de ser portador de luz para ser portador de tinieblas de pecado. Satanás ha logrado pervertir al hombre, la creación especial, criatura hecha para que alabe al que lo creó, pero con la música pervertida lo ha puesto en rebelión contra Dios.
Esta música corrompida ha penetrado en la Iglesia con tal fuerza que ha roto todas las barreras de lo sagrado, de lo espiritual y la moral bíblica. Las instituciones eclesiásticas, ministerios y cristianos que se consideran exitosos, de vanguardia y “juvenilizados”, adoptan los métodos mundanos de mercadeo para vender su música, no sólo a la Iglesia, sino al mundo mismo. Marcos Witt dice ufano: “No tenemos nada que pedir al mundo, estamos en el mismo nivel de igualdad”. Claro que ahora usan todas las estrategias para un gran negocio, estrategias que el diablo muy bien está explotando. Grupos juveniles roqueros o reguetoneros hoy están liderando en las iglesias y los conciertos, gracias al gran estímulo que de sus líderes están recibiendo, a través de los aplausos y premiaciones.
2. Los propulsores de música pervertida. Los que la componen, fomentan y comercializan son muchísimos. El Movimiento de Música Cristiana Contemporánea (MCC) es uno de los principales. Este movimiento va pervirtiendo cada vez más la música sagrada. Sus presentaciones, premiaciones y mercadotecnia nos dan las evidencias. Un ejemplo concreto es el Premio Arpa 2004, organizado por la Academia Nacional de la Música y las Artes Cristianas (ANMAC) el 22 de octubre pasado en México, en donde premiaron a lo mejor de la música “cristiana” en español. Hubo diferentes géneros musicales, desde balada, salsa y merengue hasta rap, reagge, hip hop, rock y reggaeton.
Como otro de los ejemplos más recientes en el Perú es el Festival de la Familia con Luis Palau, una supuesta campaña evangelística, realizado en el Campo de Marte de Lima, los días 8 y 9 de octubre, en donde hubo presentaciones de esta llamada música “cristiana” mezclada con música mundana interpretada por José Luis Rodríguez el “Puma”, el grupo rockero “Rescate”, Yuri y otros. Incluso Luis Palau mismo promovía el baile mundano.
A. W. Tozer escribió estas palabras en 1955: “Durante siglos la Iglesia se mantuvo firme en contra de toda modalidad de entretenimiento mundano al reconocerlo tal como era: un mecanismo para fomentar el desperdicio de tiempo, un refugio frente a la voz perturbadora de la conciencia, un artilugio para distraer la atención de la responsabilidad moral. Por esta razón fue atacada sin clemencia por los hijos de este mundo. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha cansado de ser atacada y ha abdicado de la lucha. Parece haber decidido que si no puede vencer al gran dios del entretenimiento, le va a ir mejor el unirse a él y utilizar sus poderes cuanto más pueda”.
El reverendo y musicólogo Tim Fisher en su libro “La Batalla por la Música Cristiana” declara respecto a uno de los géneros más pervertidos de la música, el rock: “Es cierto que la música rock es la música de la rebelión, en consecuencia el rock cristiano es la música de la rebelión cristiana”.
El cantante secular Little Richard (conocido por su modo libertino de vivir) dijo acerca del rock and roll: “Yo creo que esta clase de música es demoníaca… muchos de los ritmos de la música de hoy han sido tomados del vudú y de los tambores del vudú”.
En realidad, todos los géneros musicales se han introducido a la Iglesia, y de este modo la han corrompido; ya no hay ninguna diferencia entre lo profano y lo sagrado, entre lo sucio y lo limpio. La Iglesia está frente a la gran apostasía promovida por la “música de rebelión”. El mundo ha tomado posesión de la Iglesia y lo ha puesto “cuesta abajo”.
G. Mundanalidad generalizada.
1. Doctrina falsa y mundanalidad. Sobre este tema John F. MacArthur, como pastor, maestro y escritor norteamericano, hace un profundo análisis de la situación de la Iglesia en su libro “Avergonzados del Evangelio”. Él dice: “Cuando la Iglesia va cuesta abajo, significa que multitudes de individuos se encuentran al mismo tiempo en declive espiritual. ‘Doctrina falsa y mundanalidad’ son cosas que de estar presentes en la Iglesia infectan a todos los miembros del cuerpo”. Continúa diciendo: “La filosofía contemporánea del ministerio se ha envanecido por su apego a normas mundanas del éxito. Las iglesias que se consideran exitosas son grandes tanto en número de asistentes como en instalaciones costosas, gimnasios y sauna, canchas de deportes, servicio de cuidado de niños, y otros por el estilo… Criterios externos tales como propiedades, números, dinero o acogida del mundo, nunca han sido la medida bíblica del éxito en el ministerio… No es propiedad, poder, preeminencia, popularidad o cualquiera otra noción mundana de éxito. El éxito real es hacer la voluntad de Dios sin importar las consecuencias”.[El subrayado es nuestro]
2. Iglesias al gusto del consumidor. “El ministerio cristiano se ha enlazado con la filosofía del mercadeo y esta revolución ha sido la prole monstruosa de tal unión”. El argumento racionalista y mundano es que: “Uno tiene que presentarles la religión de una manera creativa y visual”.Según esta premisa pragmática, “casi todo es considerado apropiado: clásicos de rock and roll, rock pesado, rap, música bailable y discoteca, comedia, payasos, mimos y hasta actos de magia son cosas que se han convertido en parte del repertorio ministerial evangélico”, enfatiza MacArthur.
De hecho, una de las cosas que se juzga fuera de lugar en la Iglesia en estos días es la predicación clara y vehemente. “Las personas son soberanas y no el mensaje. Hoy se está ofreciendo entretenimiento, se está rindiendo tributo al gran dios del entretenimiento”, sigue diciendo MacArthur.
Ésta es la situación de la Iglesia Cristiana Evangélica, una iglesia en la que se toma en cuenta los números, pero no la calidad. “Puede ser Cristiandad en expansión pero no cristianismo en transformación…En muchos sentidos la expansión de la Cristiandad se ha dado a costa de la pureza del Evangelio y del orden y la vida de verdaderos cristianos. La Iglesia quedó infestada de creencias y prácticas paganas, y su teología se caracteriza por el sincretismo… grandes segmentos de población han aceptado una mezcla peligrosa de Cristianismo y paganismo”, dice George Peters.
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